¡Buenos mediosdías! 🌞
Hoy Karol G estrenó ‘Tropicoqueta’, su nuevo álbum y en el que hace referencia a algunas de sus mayores influencias estilísticas y culturales: las telenovelas mexicanas y las showgirls latinas. Obviamente estoy fascinada con la segunda parte (para sorpresa de nadie que me conozca).
Comencemos por el comienzo: ¿qué es una showgirl? Aunque se use muchísimo este anglicismo, en España se suelen llamar “vedetes” de toda la vida (palabra que proviene del francés) pero también “coristas”, “bailarinas del espectáculo” o “bailarinas exóticas” en caso de que incluya striptease -un nombre muy cuestionable por el simple uso del “exotismo” y relacionarlo con el erotismo-. Cada una de estas palabras tiene sutiles diferencias según su contexto y el lugar de dónde provenga la profesión: vedette se asocia más al cabaret y a espectáculos como los del Moulin Rouge y showgirl a los espectáculos de Las Vegas o de los grandes hoteles que surgieron a partir de la mitad del siglo XX repartidos por América Latina y Estados Unidos. Todas se dedican a bailar, algunas a cantar, ya sea en solitario, en grupo y sus espectáculos están dirigidos a diferentes tipos de público.
Karol G se inspiró en las grandes showgirls latinas y en sus estilismos para su imagen en este disco (tanto en su portada como en el videoclip de “LATINA FOREVA”) con una investigación histórica maravillosa hecha por Ficheraz: un perfil de Instagram que funciona como un archivo digital que recoge y preserva la historia y legado de estas bailarinas tanto latinas, como caribeñas (y de más allá). Una fantasía. En este archivo, se muestra cómo para el videoclip de “LATINA FOREVA”, el look verde de la artista está inspirado en un estilismo de la showgirl mexicana Rossy Mendoza que:
“A través de la recontextualización del archivo de Rossy Mendoza en clave de cultura pop contemporánea, esta colaboración afirma el valor del legado latinoamericano en la moda y eleva el vestuario de estos espectáculos. legitimando su memoria histórica”.
Yo creo que a mí todo este mundo me fascina por Marilyn Monroe -que actuó como corista en varias películas como ‘Los caballeros las prefieren rubias’ o ‘El Príncipe y la corista’ y que trabajó como modelo erótica- y porque los trajes de las comparsas del Carnaval viene de ahí, obviamente. Esas plumas, esas lentejuelas, enseñar el cuerpo (sin necesidad de que sean cuerpos megaestereotipados ideales),… Dos de las cosas que me han fascinado a lo largo de mi vida tienen una influencia directa de estas chicas del mundo del espectáculo.
Estas son mis referencias personales y el motivo por el que todo esto me atrae, pero es cierto que estas mujeres han sido un espacio de libertad y poder para muchísimas mujeres de todo tipo y de todos los orígenes. Ha sido un espacio donde las mujeres trans han encontrado una comunidad que las ha acogido, defendido y donde podían trabajar con cierta estabilidad; un lugar donde las mujeres han podido expresar su creatividad y su arte a través de su cuerpo y el movimiento; y, como cuenta Ficheraz en el post que pongo aquí debajo, es una profesión donde ha habido “interseccionalidad, mujeres que han luchado por sus derechos y por los de la comunidad LGTBIQ+ y que ha causado un inmenso impacto en la cultura”.
Por supuesto, esta figura no está exenta de polémica y problemática. Lo primero que se me viene a la mente es que es una figura construida para el ojo masculino y alimentar su deseo y, es posible, que también esos cuerpos idealizados y llenos de curvas generen unas expectativas sobre cómo deben ser los nuestros. (Quiero puntualizar que es cierto que se han visto todo tipo de cuerpos en el mundo del espectáculo -eso está muy bien- pero hay un ideal que suelen ser mujeres con vientre casi plano, cintura de avispa, piernas y culo carnosos). También existe la contradicción de que si bien estos se entendían como cuerpos deseables, también estaban atravesados por una mirada que los veía “bastos” o “vulgares”.
Lo que me parece también bastante positivo es que todo esto se ha resignificado a través de las propias bailarinas si tenemos en cuenta sus deseos o cómo quieren sentirse o verse. También me parece interesante que abre el debate de que las mujeres también tienen su propia sexualidad que pueden expresar a través del desnudo si así lo desean. Y pienso que es muy interesante ver a quién han incomodado a lo largo de la historia estas mujeres. Si con la iglesia hemos topado, fantástico, que incomoden más, por favor.

Viendo la polémica en torno a que se siga desacreditando el trabajo de una mujer si decide enseñar su cuerpo o vestir de cierta manera (como hacen a veces con Bad Gyal) y que eso sea algo que no les pasa a los artistas masculinos, pues me lleva a pensar que está guay que las showgirls y su estética siga siendo una referencia. Son figuras que generan debates necesarios.
Su legado y su relevancia va mucho más allá de Karol G y de las fronteras de América Latina. De primeras, me vienen a la mente muchos de los looks de Sabrina Carpenter, los looks y la estética de las drag queens, la película ‘Showgirls’ (una película muy polémica dirigida por el director de ‘Instinto Básico’ que destruyó la carrera de Elizabeth Berkley, la protagonista de ‘Salvados por la campana’) que inspiró el maquillaje de la serie ‘Euphoria’, Gia Coppola que ha dirigido la película ‘The Last Showgirl’ protagonizada por Pamela Anderson y creativas como Laura Bluetooth, que hace shows inspirados en estas grandes divas del espectáculo y de Hollywood. Y eso pensando, así, a bote pronto. Reconocer su legado, no deja de ser reconocer la relevancia de la cultura latinoamericana en la cultura pop, especialmente la de sus mujeres.
Todas estas showgirls latinas que han sido tan influyentes tienen nombres y apellidos pero no voy a hacer aquí un gran listado porque no acabaría nunca. Mi recomendación es que vayas a perfiles como Ficheraz (mencionado 10.000 veces en lo que va de texto) y busques tus favoritas. Además, este texto es completamente personal y no pretende ser un estudio exhaustivo de la historia de esta profesión pero desde luego es la mar de interesante y cualquier libro o referencia lo recibiré con mucho gusto.
Espero que tengan todas muy feliz finde, amiguitas y amiguitos, les escribo pronto ❤️
🕸 Qué estoy viendo:
Estoy viendo ‘Las chicas Gilmore’. Como buena virgo empieza el verano y no paro de pensar en el otoño. Así soy.
🕸 Qué estoy escuchando:
‘Tropicoqueta’, evidentemente. Lo estoy escuchando por primera vez mientras te envío todo esto.
🕸 Qué estoy leyendo:
‘La viralidad del mal’ de Proyecto UNA para entender a quién pertenecen y cómo juegan con nosotros las redes sociales. Nada de locura y conspiranoia, solo realidad. Como explican en la web de la editorial: “En La viralidad del mal, Proyecto UNA analizan cómo y por qué han crecido los discursos de odio en internet y cuál es la relación de este fenómeno con el Big Tech. En su segundo ensayo, nuestro colectivo antifa cuqui de referencia expone el impacto del mundo digital en el analógico, recogiendo a su vez una serie de estrategias y herramientas para frenar el aumento de la violencia y la injusticia tanto online como offline. Sólo analizando los discursos de odio y descubriendo quiénes se benefician de ello podremos saber cómo combatirlos. ¡Decidamos juntas qué queremos construir después de la caída de los gigantes de internet!”
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